top of page

Jaco Van Dormael y la capacidad de preguntarse

  • Foto del escritor: Asier
    Asier
  • 30 nov 2018
  • 9 Min. de lectura

Actualizado: 23 mar 2020


Si de algo requiere un buen director para destacar en el mundo del cine es una mirada personal y una manera de hacer diferente. El director belga Jaco Van Dormael ha escrito y dirigido numerosas obras que han sido reconocidas y galardonadas desde sus inicios como su primer cortometraje, Maedeli la brèche (1981), o su primer largometraje, Toto le héros (1991). Pero, ¿qué le hace destacar?


Jaco Van Dormael tiene una poética y una manera de obrar tan suya y que repite a lo largo de su filmografía que, o te dejas encandilar por ella como nos ocurre a los fanáticos de este director, o terminas por odiarlo. Y es que en todas sus películas podemos admirar el detalle con el que observa siempre lo que en apariencia es anodino, y que él pone en relieve a través del nuevo significado que le dan sus personajes. Nos regala así una mirada inocente maravillada por la belleza más banal.



Jaco es observador, una persona que interioriza tanto de manera filosófica los estímulos externos hasta darles un sentido poético en su propio mundo interior, que no sorprende que los temas recurrentes en sus películas parezcan estar influenciados por sus propias preocupaciones. Tras una presentación en voz en off de un niño, aparecen en sus historias personas con discapacidades y trabas mentales cuyas vidas explora el cineasta. Lo hace con una comprensión muy respetuosa, de forma empática y con un vínculo personal que parece estar relacionado con una emergencia médica que sufrió cuando era pequeño y que pudo haberle dejado discapacitado.



Así, vemos cómo se repiten los personajes con síndrome de Down ya sea para papeles protagonistas o secundarios. Especialmente aparece Pascal Duquenne; actor, podríamos decir, fetiche del director y que tiene lo que él más busca en sus castings: la inteligencia de los sentimientos.




Sentimientos que no son fáciles de llevar a la pantalla. Van Dormael siempre se esfuerza en mostrar los mundos interiores de sus protagonistas, corrientes de conciencia que traduce al lenguaje cinematográfico desde algo que parece ciencia ficción, fantasía, que tiene parte de drama, de comedia y de romance. Él busca que el espectador escoja una de las cuatro capas que plasma en sus películas: el corazón, el amor; la inteligencia o razón; lo sensorial, el sentir al ser humano o lo poético y las cosas irracionales.



Un cine de paradoja, de lucha entre el realismo más psicológico y el surrealismo. Una realidad que este director asegura no conocer, pues para él todo son percepciones personales de la realidad y, por ello, no deben darse respuestas sencillas a grandes preguntas. La realidad no es solo lo que se ve o se escucha, por eso hace uso de un surrealismo que puede confundir al espectador, o por el contrario, maravillarlo si este mira con ojos inocentes abiertos a descubrir un mundo nuevo.



Para conocer más a fondo el estilo de Van Dormael, vamos a fijarnos en sus películas más reconocidas las cuales ha escrito, dirigido y en los dos últimos casos, producido: su obra primigenia; Toto le héros (1991), El octavo día(1996), Las vidas posibles de Mr.Nobody (2009) la cual es mi película favorita y su último largometraje; El nuevo, nuevo testamento (2015).


- Toto le héros (1991): Thomas Van Hasebroeck pasa su vida convencido de que no es la vida que le pertenece, cree que en un incendio cuando era bebé le cambiaron de familia por la de su vecino Alfred Kant a quien envidia. El constante comparar y la competencia entre ambos por llegar a la felicidad y conseguir el amor de Evelyne, le lleva a un estado de trastorno mental en el que sueña con ser un agente secreto y acabar con la vida de Alfred. Desde su vejez y a través de sus recuerdos y pesadillas, con 60 años y en un hospital mental, nos va mostrando su pasado, cómo su destino se iba truncando a cada paso y cómo hubiese podido actuar para cambiar su estado. Thomas acaba convencido de que debe recuperar la vida e identidad que su vecino le había robado, dando esto lugar a un final trágico pero con buen sabor de boca.


Identidades robadas como en una de las posibles vidas de Mr. Nobody en la que Nemo decide, tras dejar su destino a manos de una moneda, hacerse pasar por Mr. D Jones a quien iban a asesinar. En ambos casos, tras cambiar de identidad, los personajes mueren de un disparo.



Con esta primera película deja bien marcado su estilo. Un estilo, e incluso planos que se repetirán en sus películas como si fuesen gotas de agua que calan sus historias. Lluvia que empapa, en ciertas escenas de cada uno de sus filmes, a alguno de los personajes en momentos de pura emoción, de estados del alma en movimiento, momentos de crisis, puntos de giro, tormentas emocionales que hacen que algo esté a punto de cambiar.



Presenta además en sus películas el amor de juventud, un primer amor que para él es inolvidable y siempre se ve truncado en la vida adulta. En este caso, El Thomas de ocho años se enamora de su propia hermana; en Mr. Nobody, Nemo, en una de sus posibles vidas, también se enamora de su hermanastra.


La familia y la relación entre padres e hijos también se repiten. La manera de presentarla es muy especial, de frente y quietos como si fueran retratos fotográficos.



Además, tanto en esta película como en Mr. Nobody, la cual parece coger mucho de esta y de El octavo día, la presentación del protagonista desde que es bebé es casi idéntica; descubriendo cómo es la relación con su familia, descubriéndose a sí mismo, descubriendo que aunque no veamos a las personas que queremos siguen existiendo en algún lugar.



- El octavo día (1996): Harry, un ejecutivo que ha pasado su vida preocupado por su carrera profesional dejando de lado a su familia se topa un día con Georges, un chico con Síndrome de Down con una vida anárquica cuyo destino parece estar movido por impulsos, sentimientos, y por las flechas que aparecen en su camino. Dos mundos antagónicos que se unen en el momento en que Harry se da cuenta de que su vida empieza a perder sentido. Juntos viven aventuras que rompen con sus rutinas y son parte del arco de transformación de los personajes.


Este largometraje, al igual que el anterior, también siembra muchos planos y un estilo que recogerán las otras películas. Por ejemplo, el inicio del filme en el que a través de la voz en off del protagonista se hace entender su manera de conocer el mundo. En este caso habla sobre la creación del mismo modo que El nuevo, nuevo testamento lo hace pero de una manera cómica.


Algo curioso en Jaco son los planos en los que haya animales o insectos. En sus películas aparecen palomas, gallinas, pájaros, ratones, mariquitas, hormigas, orangutanes… que extrañan al espectador y le hace preguntarse el porqué.



La importancia de las manos, el tacto, la sensibilidad y las acciones. Manos que nos pertenecen, que nos definen, que podemos admirar y que hablan por sí mismas*.


*Como vemos en El nuevo, nuevo testamento, las manos cobran vida y protagonismo. Esto se ve influenciado por su proyecto paralelo Cold Blood junto con Michele Anne de Mey.



Ya mencionamos el significado que le da este director al agua pero, a partir de este filme, vemos que también va más allá. Las piscinas, el ahogarse o por el contrario el andar sobre el agua es algo en lo que reitera.




- Las vidas posibles de Mr.Nobody (2009): Es la primera película de Van Dormael rodada en inglés y donde empieza a recoger lo sembrado. En la historia, Mr. Nobody a sus 120 años es el último mortal en la Tierra. Ha llegado el año 2092 y el resto de humanos han alcanzado la inmortalidad, sin embargo, él está a punto de morir y un periodista acude al hospital para entrevistarle y saber sobre su vida pasada antes de la cuasi-inmortalidad. Nemo Nobody comienza a relatar lo que en realidad son las posibles vidas que podría haber llevado haciendo que el entrevistador, al igual que el público, no entienda nada. Un claro ejemplo sobre la relatividad de la realidad que propone Van Dormael y su creencia en el caos, en que la vida se compone de cosas diminutas que se unen aleatoriamente. Lo que el Nemo anciano resalta es que un niño se enfrenta a una decisión imposible; quedarse con su padre o marchar con su madre.


Los principios y los finales de sus filmes muestran una estructura circular; comienza y termina sus largometrajes igual por lo que siempre hace un gran uso de flashbacks.


Predominan en sus primeras películas los tonos verdes pero, ya desde El octavo día y sobre todo aquí en Las posibles vidas de Mr.Nobody, utiliza mucho los colores primarios que resaltan y dirigen la mirada. En este filme, ayudan a comprender en qué línea argumental nos encontramos.



Jaco resalta siempre las miradas, pero destacan esas miradas furtivas que intentan no ser vistas pero que observan el mundo a través de rendijas; lo prohibido, lo inalcanzable.



Están muy presentes aquí, pero también los observamos en el resto de sus películas, los trenes que pasan. Trenes que se pierden, que llegan o que causan accidentes.



Además, hay planos que a primera vista no tienen gran importancia pero que sin embargo están calcados de la anterior película y eso nos suscita un porqué. El fuego, las flechas o por ejemplo, Alice haciendo el perro en la fiesta de cumpleaños de su hija recuerda a Harry haciendo el perro ante su mujer. En Las posibles vidas de Mr.Nobody, la Alice adolescente se tira al suelo en la discoteca y comienza a llorar al igual que lo hace Georges en El octavo día tras la negativa de una joven a la propuesta de bailar con él. También, similares en las dos películas son las escenas en las que el mismo tipo de jarrón cae al suelo rompiéndose en pedazos y algo que aún pasa más desapercibido son los atascos en la ciudad y la uniformidad de colores de los coches.




- El nuevo, nuevo testamento (2015): Dios existe, vive en Bruselas y tiene una hija, Ea. Dios es un cobarde que juega con los humanos a su antojo para pasarlo bien. Al igual que su hermano mayor, a ojos de su padre el rebelde Jesús que se reveló contra él para hacer el bien y escribió el Nuevo testamento, su hermana Ea tiene mucho que decir tras conocer las atrocidades que hace su padre. Por eso, quiere bajar a la Tierra para escribir el Nuevo, nuevo testamento. Antes de hacerlo a través del centrifugado de la lavadora, desvela la fecha del fallecimiento de todo el mundo enviando SMS. Esto plantea un gran dilema en la Tierra, ¿qué van a hacer con el mucho o poco tiempo que les queda?


Van Dormael siempre tiene un punto de crítica en sus filmes y aprovecha esta película para, igual que veíamos en El octavo día con Henry, mostrar cómo la relación de Dios con su mujer es una relación de maltrato psicológico, de violencia de género y denunciar así el machismo que desde su primera película sigue presente en la sociedad.


En su estilo, ya hemos mencionado muchas similitudes con las películas anteriores, pero en este último cortometraje vemos que algo ha cambiado en la forma de hacer del director belga. En esta ocasión nos trae una comedia, que para su sorpresa, tuvo muy buena acogida internacionalmente. Planos con mucho más movimiento y una trama coral. Tal vez este acercamiento a un cine más comercial se deba al anterior éxito con Las posibles vidas de Mr.Nobody.



Enigmático Jaco Van Dormael hace un cine de preguntas, de búsqueda de porqués que para desentrañarlos todos habría que preguntárselos a él. Solo Jaco sabe porqué pone un plano donde lo pone, durante cuánto tiempo lo pone y de qué manera.


A los espectadores solo nos queda intuir razones en sus guiones tan complejos elaborados, como él cuenta, a través de tarjetas divididas en bloques que mezcla una y otra vez casi al azar o simplemente desistir y disfrutar de lo que plantea como a él mismo le gusta disfrutar de la vida; con la incertidumbre pues eso la hace más interesante.


Podemos creer por ejemplo cómo su pasión por los niños y su faceta de animador de circo se ven reflejadas en la representación de la infancia y la inocencia de los protagonistas de sus películas. Siempre son voces ingenuas dispuestas a descubrir el mundo y hacer el bien, capaces de detenerse a observar las pequeñas cosas y dejar que estas le maravillen. Por ello, a menudo muestra ese mundo de los personajes de forma colorida, imaginativa y alejada de la realidad; tanto, que incluso aparecen imágenes surrealistas como flores que danzan en Toto le héros, personajes que vuelan por la habitación como Georges en Le huitème jour o los propios niños que manejan como si fueran juguetes sus realidades, como Nemo hace con un avión, calco de Toto el héroe y con un coche de juguete.


La localización que utiliza y repite en ocasiones puede tener que ver con su infancia. El uso del metacine o cómo muestra dentro de sus películas el teatro o la televisión muestra su amor a lo audiovisual y al mundo de la interpretación.


También intuimos que la muerte es algo que preocupa a este director. Todas las películas anteriores acaban con la muerte de algún personaje o hablan sobre ella. Sin embargo, nunca se plantea como algo negativo sino como algo que es parte del ciclo de la vida, un movimiento feliz donde el difunto vive la paz de su mundo interior. A algunos los convierte en cenizas como aparecen en Toto el héroe o en Las posibles vidas de Mr.Nobody.


Sea como fuere, Jaco Van Dormael nos hace soñar, creer que todo es posible y al mismo tiempo hacernos dudar de ello. Es crítico con la realidad al tiempo que la admira y disfruta. Siempre con una banda sonora de su difunto hermano, Pierre Van Dormael, que juega con nuestras emociones y nos transporta por las historias siendo parte de ellas mismas.

Comments


bottom of page