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Una burla entre lágrimas - Cry, baby

  • Foto del escritor: Asier
    Asier
  • 13 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 22 may 2020

Cry, baby' (1990) es una película de culto con la que adentrarse en el mundo de lo grotesco de John Waters de la mano de unos personajes caricaturescos de la sociedad estadounidense de los años 50's. Protagonizada por un joven Jhonny Depp entre otros actores reconocidos como Iggy Pop o Susan Lowe, es un choque con lo socialmente aceptado, algo suave en comparación con películas anteriores de este director como 'Pink flamingos' (1972), donde nos recuerda su fascinación y pertenencia a la cultura underground de la que venían personalidades como Divine o David Bowie desde ya inicios de los 70's; una cultura caracterizada por el cuestionamiento de los roles sociales y lo políticamente correcto.



Esta parodia de los musicales para adolescentes en los que chicas inocentes caían rendidas ante el chico malo haciendo que los respectivos grupos quedasen enfrentados, con guiños a 'Grease' (1978) entre otras películas ambientadas en esta misma época, no fue muy bien acogida en su inicios. Poniendo de relieve las diferencias entre la sociedad más aburguesada de la época con su buena educación y disciplina y los macarras marginales, a través de un humor burlesco y soez, ha sido mejor valorada en retrospectiva desde una sociedad más abierta a esta subcultura que transgredía lo socialmente aceptado y que entonces, podía verse como desagradable o de desvergonzados pues atentaban al "buen gusto". Pero esta es la base del humor de este director y guionista. Como dice Waters o "El papa de lo trash" en una entrevista de 2018: "Aun cuando digo cosas completamente demenciales, estoy tratando de hacer reír".


Así pues, en estos 89 minutos de película, se aprecia su humor y da pie a reírse, a través de la burla de estos dos extremos, de la euforia por los protagonistas como del chico malo que en lo audiovisual desataban las pasiones de las jóvenes espectadoras. Incluso el propio Jhonny Depp ha confesado haber aceptado el papel para burlarse de la histeria de sus admiradoras.



Y es que, la burla a las normas sociales se hace explícita, no solo con lo extravagante de sus personajes o la ironía en la trama, sino que Waters hace uso del lenguaje cinematográfico para lograr que el chiste sea también visual y mantener la coherencia. Esto es, ya desde el inicio del film presenta a los personajes con muecas de los actores y actrices más propias de una comedia teatral que requiere una sobreactuación. También, a través del guión va llevando a los personajes a situaciones cómicas y absurdas alejadas de la realidad sobre las que pone la atención varios segundos, permitiendo la observación, a veces por demasiado tiempo, hasta llegar a la aversión envuelta en complicidad que saca una sonrisa o carcajada al espectador.


Los maquillajes excéntricos y el vestuario en referencia a otras películas aportan una riqueza visual al detalle y referencias a la cultura popular que hacen más amable el visionado al poder reconocerlas y saberse parte de él. También regala al espectador momentos cómicos con burlas directas, intencionadas o no, hacia los propios protagonistas por partes de otros personajes que enganchan.



Pero el humor no queda solo en las intenciones o lo visual, sino que viaja también hasta lo sonoro para envolvernos en esa atmósfera de la ridiculez. La base del campo sonoro son las escenas recargadas con una actuación musical donde remarca las emociones de los personajes y hacen avanzar la trama. Pero además, este director hace uso de recursos sonoros extradiegéticos y guasones sobre elementos más comunes de los que no proceden en realidad y que, al escucharlos, devuelven por un momento a la realidad de estar viendo una película; sonidos que recuerdan a la bocina de un payaso mofándose de un espectador al que escoge del público.


Es una comedia sencilla y breve, muy fácil de visionar, con unos diálogos inocentes pero muy irónicos que la hacen redonda.



Así es el humor de lo sarcástico de John Waters, un humor de quien tiene las cosas claras y nunca ha temido a decir y mostrar lo que piensa y defiende, su sentido de la vida y las relaciones sociales.


Le pondría un 7,5 a esta película por la sencillez y falta de temas más polémicos con los que que a día de hoy podemos identificarnos más en comparación con otras de sus películas.


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