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Una lectura de la feminidad - Con faldas y a lo loco

  • Foto del escritor: Asier
    Asier
  • 15 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 30 ago 2020

Un clásico en blanco y negro del que muchos recuerdan la frase final "Bueno, nadie es perfecto" del director Billy Wilder. 'Con faldas y a lo loco' (1959) es un largometraje del género de la comedia, con pequeñas escenas de musical, enmarcado en la época de la Ley seca en la que sus protagonistas; dos músicos sin trabajo, se encuentran enmarañados en una trama que les exige una peluca, una falda y unos tacones para huir de la mafia y ganar algo de dinero para sobrevivir.



El travestismo, punto principal del film y siendo el caso de un hombre vestido con los rasgos con los que se ha identificado a la mujer desde tiempo atrás, es algo que siempre ha suscitado la mofa, y más en una época en los que los roles de género estaban tan diferenciados y marcados convirtiéndose en esta ocasión en el gag principal de la trama. Sin embargo, hoy, una burla a la feminidad de este calibre puede ser sujeto de muchas críticas. El feminismo y la teoría queer avanzan en la lucha hacia la diversidad coincidiendo en que una mujer no se define por unos tacones o el maquillaje. Es por ello que el análisis, la lectura de la película siempre va a tener un componente cultural que ponga en valor las diferentes interpretaciones y sensibilidades que roza.


Así pues, esta película no envejece. Además, los ingeniosos diálogos, las piruetas y propios enredos en los que los personajes caen hacen avanzar la trama sin permitir distraer la mirada de la pantalla ni un segundo.



En este caso vemos a Tony Curtis y Jack Lemmon en el papel de dos hombres que deben hacerse pasar por mujeres en un grupo formado íntegramente por ellas. En un principio, exageran el tono de sus voces y muestran cómo sus intereses, además del dinero, se acercan al romance con alguna de ellas; una actitud fácilmente tildada de machista. Sin embargo, según avanza la película, estos intereses quedan algo desfigurados y la feminidad comienza a ser parte de ellos. Se olvidan por completo del grupo de mujeres e incluso, en el caso de uno de ellos, se ve tan cómodo interactuando con ellas, como una más, que incluso necesita recordarse a sí mismo que es un hombre. La feminidad se convierte en una parte natural del personaje, no algo sobreactuado que rápidamente busque evitar.



Además, la cuestionada Marilyn Monroe por la sexualización de su cuerpo en sus películas, aparece primeramente para dar cuenta de su figura. Una sensualidad que sin embargo puede ser interpretada como empoderamiento femenino al lucirlo a su antojo y disfrutándose ella misma como en las escenas musicales de las que su voz y movimiento son protagonistas. Así, al igual que el arco de transformación de sus compañeros, su personaje va adquiriendo protagonismo en el desarrollo de la trama y demuestra que, aunque parezca inocente y fácil de engañar, termina por hacer lo que quiere: conseguir alcohol y beber a pesar de una Ley que lo prohíbe, atraer a un hombre rico harta de los hombres que se aprovechaban de ella o incluso, aunque realmente se trate de un hombre, besar a alguien con la figura de otra mujer; algo inesperado y que entonces podía verse como algo escandaloso o provocador y que, de tratarse de dos mujeres cis de verdad, sería sometida a censura.



Es por todo esto que, desde la actualidad, esta película puede alejarse de ese machismo ya superado y calar más hondo con su mensaje al transgredir y desfigurar, desde lo que entonces suscitaba la risa, los estereotipos de género e incluso abrir el camino a normalizar una diversidad sexual de la que hoy se goza en mayor medida, aunque aún quede mucho camino por hacer, siendo entonces algo tabú y castigado.


Así, aunque la haya visionado con miedo, analizando el mensaje he podido comprobar que no se trata del machismo normalizado al que podemos acostumbrar en las películas de esta época, por ello mi nota es un 9.

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