Miradas supersticiosas - El pastor de las colinas
- Asier
- 8 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 12 may 2020
Cine sin otra pretensión que la de contar una historia de forma audiovisual y bella es el que vemos en el filme de Henry Hathaway ‘El pastor de las colinas’ (1941). En este caso basada en la novela de Harold Bell Wright en la que un forastero, Daniel Howitt, interpretado en la película por Harry Carey, llega a un pueblo supersticioso de las montañas de Ozrak para cambiarlo todo. Con su visión más racional adquirida en la ciudad y menos movida por sus instintos pasionales, el rencor y odio como ocurre en las montañas, hace ver a los habitantes del pueblo que las cosas tienen solución más allá del alcohol, las amenazas y la violencia. Sobre todo será clave en la transformación del personaje con el que es coprotagonista de la historia, Young Matt, interpretado por un joven John Wayne quien quiere dar muerte a su padre, el cual no conoce y a quien culpa de la muerte de su madre Sarah.

Un western poco convencional el de este largometraje alejado de territorios indómitos, indios y bandoleros, aunque no del sentimiento patriótico, y en el que predomina la confrontación y psicología de sus personajes. Se acerca casi más al drama como puede verse en sus tramas familiares y amorosas y ese halo de misticismo en el que cobra gran importancia la maldición. Además, su fotografía, lejos de ser árida y gracias al color, se transforma en un bello paisaje de montaña que vemos varias veces a través de paneos; un paisaje colorido, espléndido pero que esconde peligros a manos del hombre y que contrasta con los tonos más marrones de las escenas de interior.
Una imagen en 4:3 que busca siempre el detalle, las miradas para seguir la acción y la emoción dramática en todo momento, ya sea a través de ventanas, con postes en mitad de la escena, en un charco que refleja el cielo “casi piso una nube” o desde el otro lado de una puerta. Incluso adquiere una importancia explícita en el personaje de una mujer ciega, la anciana más supersticiosa del pueblo que cobra gran protagonismo al final de la película revelando lo que más a la vista estaba y nadie quería ver; el parentesco de los protagonistas. Una imagen tan cuidada que hace olvidar algunos problemas del guión en los que se dan por hecho cosas y, sobre todo al comienzo de la película, se hace forzado.

Pero Hathaway tienen una manera de hacer cine con la que te sumerges en la historia por completo obviando los pequeños fallos como también algunos de raccord presentes en el montaje de este largometraje. Muestra de su dirección es el ritmo lento de la imagen con el que la acción sucede pausadamente para que no perdamos nada. Para que esas miradas penetrantes entre los personajes calen fondo, para hacer explícita su tensión. Y es que la dirección es fantástica y se resalta también en escenas como las peleas, la del tendero tratando de juntar el dinero necesario escondido por toda su tienda, o la del joven discapacitado tratando de capturar el polvo; una preciosa imagen gracias a la iluminación.

Todo está muy bien marcado. También el vestuario, moderno para un western y lo vemos en el personaje de Betty Field; Sammy Lane, con sus jerséis de lana, sus vaqueros para trabajar y los pies descalzos para andar por la montaña. Esto le da fuerza a este gran
personaje femenino, independencia, resalta como mujer contra el machismo de esa sociedad. Sin embargo, la película no se libra de tener guiños al machismo debido a su contexto histórico. Un clásico ejemplo y que se ve también en este filme es el beso tras la bofetada del hombre a la mujer mostrando violencia de género. Y es que las mujeres tienen voz en la montaña, pero una voz que da pie a llamarles brujas o a que un hombre diga “porque eres mía”.
Por último, llama la atención la importancia de la música, tanto intradiegética como extradiegética, que habla de la esperanza que el pueblo estaba perdiendo. Es parte de la historia. Además, una canción en concreto sirve para hacer presente el recuerdo de Sarah, el personaje que aunque no vemos es motor de la acción.
Por todo lo que hace a esta película única pero por algunos fallos ya mencionados y su final a mi gusto empalagoso; mi nota es un 7,5.
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